Número 12
Investigación
Pubis, revolución y montes tupidos
Me reconforta enormemente volver a escribir esta sección después de un período de ausencia. Una beca para participar de la investigación realizada por el comercializador de juguetes sexuales Lovehoney sobre la relación libido sexual e inteligencia elevada me retuvo un tiempo en Reino Unido haciendo imposible mi participación en ADIUNGS Revista. De nuevo en la UNGS y satisfaciendo los requerimientos del editor me dispongo a proponerles una reflexión sobre el vínculo entre el modo de lucir el vello púbico en las mujeres y la orientaciones ideológicas.
Todos sabemos que la estética del vello púbico, su depilación, ha variado década a década: en los años 60 se lo llevaba frondoso, a tono con los vientos de cambio que se planteaban tanto en el hippismo como en el mayo francés; en los años 70 la línea del vello púbico empezaba un poco más abajo del ombligo, anticipando tal vez la sociedad represiva que se avecinaba; los 80 se caracterizaron por el inicio de una depilación ordenada (eliminando el vello que sobresalía de la ropa interior), estilo influenciado muy probablemente por el pop de los rockeros bonitos y educaditos; en el 90 ya apostaban las mujeres por las ingles depuradas (conservando la vellosidad solamente en el monte de Venus), emulando el supuesto carácter prístino del libre mercado impulsado por el consenso de Washington. El nuevo milenio trajo todos los recortes evolucionando hasta llegar a la depilación íntegra como última tendencia. Pero esta relación entre perfil ideológico y estética del pubis no es privativa de la contemporaneidad. En su Lisístrata, Aristófanes, retrataba a la espartana Lampito totalmente depilada, para sorpresa de las mujeres atenienses que lucían un pubis librado a su suerte: un contraste evidente entre el conservadurismo ideológico de Esparta y el carácter popular y anárquico de la Atenas democrática.
Ahora bien, investigadores de la Universidad de Minnesota han ido más allá al demostrar la estrecha relación que existe entre el estilo de depilación de vello púbico y la ideología de quien lo detenta. Un estudio realizado el año pasado por el equipo del profesor Charles Furry muestra que:
Las militantes de partidos de izquierda suelen llevar su monte de Venus con vello tupido, sin demasiada intervención de estilo. Cualquier retoque a la frondosa espesura es considerada una intromisión pequeño-burguesa. Solo para poner uno de los tantos ejemplos históricos, así lo llevaba Rosa Luxemburgo, según relatan en su biografía no autorizada sus numerosos amantes.
Las mujeres que asocian la política con prácticas corruptas y proclaman la importancia de la neutralidad y de la asepsia a la hora de opinar y tomar decisiones, con frecuencia eligen la depilación total. La prolijidad las tranquiliza; cualquier cosa fuera de lugar les parece que atenta contra la república.
Por último, las más conservadoras optan por el estilo bigotito hitleriano, un poquito más alargado y angosto.
En definitiva, todo tiende a demostrar que el conchabo revolucionario ha optado siempre por alentar que la abundancia natural del vello púbico prolifere a su antojo, mientras que las tendencias conservadoras, despreocupadas de todo compromiso social han tendido a limitar, cuando no a suprimir la tupidez propia de los pubis femeninos, anhelando tal vez, como planteara el célebre pensador Charly García, un pubis angelical.
Para terminar, como dice el filósofo Slavoj Zizek “hasta la forma más íntima de relacionarnos con nuestro propio cuerpo sirve para hacer una proclama ideológica”, o dicho de otro modo “dime cómo acicalas tu Monte de Venus y te diré cuán revolucionaria eres”
Hasta la próxima columna!!